La oración es Poder
Cuando hacemos peticiones a Dios, le hacemos saber exactamente nuestra posición y lo que nos gustaría que ocurriera. En nuestras oraciones, debemos admitir que Dios es más grande que nosotros y que, en última instancia, sabe lo que es mejor en cualquier situación (Romanos 11:33-36). Dios es bueno y nos pide que confiemos en Él. En la oración, decimos, esencialmente, «No se haga mi voluntad, sino la tuya». La clave para que la oración sea contestada es orar según la voluntad de Dios y de acuerdo con Su Palabra. La oración no es buscar nuestra propia voluntad, sino tratar de alinearnos con la voluntad de Dios de una manera más completa (1 Juan 5:14-15; Santiago 4:3).